El viaje

Erase una vez un niño que vivía en París y dentro de 2 días se tenía que ir a Vancouber para el viaje de intercambio con otro niño.

El estaba muy nervioso porque no sabía con que familia le iba a tocar.

Cuando llego el día, hizo las maletas y se fue para el autobús del colegio que le esperaba en la calle de al lado. Se montó y se puso al lado de su mejor amigo. Se empezaron a contar como habían pasado la tarde pasada y como habían echo las maletas y si habían podido dormir. Ellos dos se dijeron que no durmieron nada y que estaban muy nerviosos.

Al cabo de un rato llegaron, se bajaron del autobús

y vio a un montón de familias muy bien arregladas y la profesora empezó a decir las familias que tocaban con cada uno de los niños.

El niño temblaba y derrepente dijo su nombre vio a la familia y no le gusto mucho.

Después, al cabo de un rato cuando llegaron a la casa, la madre le dijo: tendrás que compartir tu habitación con mi hijo tu nuevo amigo.

No sabía que hacer, por que nunca había compartido una habitación con nadie y menos con alguien que no conoces.

En una semana se estuvieron conocieron mucho y en dos semanas eran como hermanos.

El niño poco a poco se acostumbró a

compartir todo lo que los demás necesitaban.

Cuando el niño tenia que volver a su casa, no quería irse por que había echo muchos amigos.

Pero el decía que lo entendía, que tenia que ver a su familia que hacía mucho tiempo que no la veía.

En el autobús miraba por la ventana y recordaba todo lo bien que se lo habían pasado junto él y el amigo que se había echo.

A continuación llegó a su casa, le esperaba toda su familia en la puerta con una carta que decía:

Espero que te lo hayas pasado muy bien y que te queremos mucho y siempre nos tendrás aquí para lo que quieras.

Y así termino este cuento y el niño entendió que compartir es muy bunito.